jueves, 30 de agosto de 2012

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``We are teenage hearts, forever young´´.``We were teenage hearts, forever young´´.-Teenage Hearts.


  Lo que más me interesa ahora es saber por qué se fue. No sé, creo que no tiene razones. Al fin y al cabo, es mi amigo, nada más. Daniel se quedó con la boca abierta, y a los pocos segundos después se fue. No me voy a comer la cabeza. No debo. Y no lo voy a hacer. Sé que quería que volviera, pero es su decisión, no la mía. Además, lo más importante es mi cuello ahora.
  Como ya es tarde, se van todos, incluido Daniel, que por cierto no ha vuelto.
-Adiós Sara-dicen Carmen y Andrea a la vez.
-Adiós, que duermas bien-me dijeron Mickey y Zach.
-Adiós-me dijo Cameron. recuerda perfectamente lo que ha pasado, y que todavía no he mencionado nada, ni siquiera he hablado con él.
  Me traen la cena, es la primera noche que paso con esto en el cuello, y sé que no la voy a pasar precisamente bien. Por lo visto voy a cenar puré, de vete tú a saber qué es, y un yogurt de limón. ¿Podían tener mejor gusto al elegir los postres no? No sé, poner unas Oreos no les mataría, y a mí y a mucha gente más nos harían un favor.
  Pienso en comer esto rápido, si es que es comestible, e irme a dormir enseguida, aunque no será fácil. Me como lo que puedo a mi ritmo, aunque lo bueno de estar como estoy es que no me han obligado a comérmelo todo, ya que se supone que no puedo. Estoy muerta. Muerta de cansancio claro. Y eso que no he hecho absolutamente nada. Me voy a dormir, no se me ocurre nada que contar. ¡Hasta mañana!

  Exactamente son las 4 am. Estoy despierta. Pero estoy despierta porque quería escribir lo que acaba de pasar, que sino luego se me va a olvidar.
  A eso de las 3 am, con todo el mundo durmiendo, no se oía nada más que el silencio, como es lógico en un hospital a estas horas. Se oían pasos, pero lo más normal sería que fueran de una enfermera. La primera vez que lo pensé me sonó normal, hasta que me di cuenta que cuando me trajeron la cena, me dijeron que ellas por la noche no venían a no ser que las llamaran, que siempre estaban en recepción. En esta habitación no habíamos llamado a las enfermeras, puesto que mi madre que es la que se queda conmigo durmiendo, sigue durmiendo. Se dirigían hacia aquí, en principio no tenía ni idea de quién hasta el punto en que con lo miedosa que soy yo, tuve miedo. El caso es que se acercó alguien, giró el pomo y... ¿A QUE NO SABÉIS QUIÉN ERA? Jajajaja. Suena a adivinanza de una niña de cinco años.
  Pues que era Daniel. No estoy por la labor de escribir tooooda la conversación, y eso que suelo escribirlo todo, pero esta ves haré más o menos un resumen contado por mí misma.
  El caso es que venía a pedir ''disculpas'' por haberse ido así de repente. Que no debería bla, bla, bla... ¡Bah, yo debería estar durmiendo! Prometo escribirlo mañana, que me muero de sueño.

*A la mañana siguiente*

Buenos días, lo prometido es deuda, así que antes de nada voy a contároslo.
-Hola...-dijo en un susurro.
-Ugh, ¿qué quieres a estas horas?- ¡Me había despertado!
-Decirte que no debería haberme ido.
-¡Eso ya lo sé! Pero podías haber esperado hasta mañana ¿no?
-No, no podía esperar hasta mañana...
-¿Y eso por qué?
-Bueno, no es de importancia, no sé qué decir, aparte de que me molestó.
-¿Y por qué te molestó? Somos amigos, eso no influye en nada.
-Ya sé que no influye en nada. Sólo vine a decir que lo sentía, y siento haberte despertado.
-Mira, ya da igual. ¿Pero no me vuelvas a pegar esos sustos vale? No le hacen bien a nadie esos sustos- sonreí, sonrió.
  Y raramente no me acuerdo de más. Es como si lo restante me lo hubieran extraído de la cabeza o algo así. Como si sólo me hubieran quitado eso, y nada más.
  Me traen el desayuno, que parece más comestible que la cena de anoche. Colacao y galletas. Bueno, no se han quebrado la cabeza pensándolo, pero huele bien. Porque la cena de ayer... ¿qué cené ayer? Vale, no es normal. Bueno, da igual, eso me suele pasar, y no suele ser nada. Es culpa de mi memoria de pez, sólo de eso y de nada más.
  Como hoy no tengo que hacer nada, me dejan que dé unas vueltas por este pasillo y por los que hay al lado, aunque según voy avanzando, no hay nada interesante.
  Voy mirando al suelo. Para que tener la cabeza alta si no voy a ver nada bonito. Como voy escribiendo me choco con alguien. Se me cae el libro y me lo devuelve. Me pregunta que qué me pasa. Empiezo a reconocer quién es, y más bien, a reconocer quiénes son. Nunca había oído su voz. Sí, la había oído, pero sólo cantando, rara vez hablando.
  Las preguntas clave:
¿Cómo?
¿Por qué?
¿Cómo lo han conseguido quién quiera que lo haya conseguido?

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